Los Juegos del Sentido Común

Estamos viviendo unos días excepcionales a todos los niveles. La salud, la economía, la educación, el deporte y la sociedad se han visto debilitados por un denominador común: el COVID-19, un “compañero de vida” inesperado que está poniendo a prueba nuestros recursos emocionales en clave de afrontamiento.

Estos recursos emocionales de afrontamiento los voy a centrar en un contexto que mueve masas sociales, que es usado como vehículo de transmisión de valores, como agente para la promoción de la salud y donde la economía juega un papel fundamental para su desarrollo. Este contexto es el deporte y, más concretamente, el Profesional, el de Alto Rendimiento Deportivo y el de Élite, estando representados en el mayor evento deportivo a escala mundial, los JJOO y que, curiosamente, en este año 2020 se celebran en Tokio.

Este magnífico evento tampoco se ha librado de la visita del COVID-19, un “durísimo competidor” para su organización pero, aún más, para los deportistas, los auténticos protagonistas en toda competición deportiva.

La suspensión o el aplazamiento de los JJOO de Tokio 2020 son una de las grandes consecuencias a nivel deportivo pero, ¿qué supone esta decisión?, ¿es acertada? Sin hacer un planteamiento dogmático de si o no, voy a plantear una serie de argumentos en base al bienestar emocional de los deportistas, sí, de los deportistas, porque a pesar de que muchos piensan que los deportistas profesionales, olímpicos o de élite son “superhéroes, tienen que aguantar cualquier cosa por el mero hecho de ser deportistas o por lo que cobran”, se olvidan de que primeramente son personas que “piensan, sienten y actúan” al igual que el resto de mortales.   

Este bienestar emocional está íntimamente relacionado con la incertidumbre, vinculada a una serie de cuestiones como la celebración o no de los Juegos, con las medidas de prevención, con la preparación de los deportistas y, evidentemente, con el cumplimiento de las expectativas tanto propias como ajenas. Esta incertidumbre es el detonante perfecto para liberar estrés y ansiedad, que en grandes dosis tienen un efecto muy negativo para su bienestar emocional y para su rendimiento.

Algunas de las consecuencias del estrés y de la ansiedad en los deportistas están asociadas con el daño en el sistema inmunológico, con un alto estado de nerviosismo, con déficit de atención y concentración, con problemas para dormir, con irascibilidad y preocupación excesiva, con el desánimo, con molestias o dolencias físicas,  con dificultades para llevar una correcta alimentación, etc. Por lo que todo esto junto, es una “bomba de relojería” para la preparación óptima de los deportistas, tanto a nivel físico como psicológico, llegando a convertirse en un potente facilitador de lesiones musculo-esqueléticas, tendinosas y ligamentosas.

En base a ello, los deportistas pueden emplear una serie de recursos emocionales y estrategias psicológicas para contrarrestar los efectos negativos del estrés y de la ansiedad sobre su rendimiento.

En primer lugar, poner el foco atencional el tiempo justo y necesario sobre el asunto para gestionarlo con eficacia. Es decir, es poco operativo estar “todo el tiempo” dándole vueltas al mismo tema, ya que así lo único que se consigue es magnificar la situación. Ahora que ya se conoce su aplazamiento, es aconsejable focalizar la atención en lo que se puede hacer en este momento, es decir, en lo que está dentro del control de los deportistas. Así, por ejemplo, cumplir con los ejercicios que se pueden realizar desde casa, llevar una dieta adecuada en función de cada deportista, dormir y saber “desconectar” para volver a “conectar”.

En segundo lugar, centrarse únicamente en los hechos, en lo que realmente se sabe y conoce, dejando a un lado las suposiciones, los juicios de valor, la búsqueda de culpables, los debería o los “tendría que hacerse así”.

En tercer lugar, mentalidad ganadora contra el estrés y la ansiedad en clave de superación, de oportunidad para hacerse más “fuerte mentalmente” y salir fortalecidos de esta situación.

En cuarto lugar y acompañando a todo lo anterior, la puesta en práctica del entrenamiento de algunas técnicas psicológicas como, por ejemplo, la respiración profunda, el entrenamiento en práctica imaginada o visualización y el entrenamiento en Atención Plena.

Con todo esto, queda de manifiesto que los JJOO de 2020 han incorporado, de manera transversal, un nuevo valor a los que ya representa, el sentido común en pro del bienestar emocional de los deportistas.

Rubén Rodríguez Rodríguez, psicólogo deportivo